martes, 25 de agosto de 2015

La historia detrás del Pulitzer de mi amigo Alfredo

Eran las 7 de la noche de un domingo parecido a cualquier otro, salvo porque Alfredo llevaba toda la tarde preguntándose cuál sería la mejor manera de vengar su herido ego de adolescente. Faltaban 2 semanas para un reencuentro con sus compañeros de secundaria, entre los que estaba Ania, la que le rompió el corazón. Un poco brillante amigo en común le sugirió que rentara a una novia, era la única forma de llegar acompañado a la reunión con una mujer que lo hiciera ver como el exalumno más deseado. Dice que fue más la curiosidad periodística que la masculina la que lo llevó a hacer esas primeras búsquedas en internet acompañado de unas cervezas y un grupo de amigos que calificaban las ofertas. Encontró a Dulce, o bueno, al menos ese era su nombre artístico, decidió encontrarse con ella siempre argumentando que el asunto ya se había tornado un tema profesional, una investigación. La única investigación por la que se cambió de ropa tres veces antes de salir. Tenía que parecer un cliente y a juzgar por el sudor en sus manos parecía uno primerizo. Se encontraron en un hotel en la Cuauhtemoc. Lo que ahí sucedió es todavía un misterio. Alfredo tenía pensado conseguir que la dama en cuestión contara su historia, y la dama en cuestión hacer que el encuentro laboral fuera lo más rápido posible. Lo que sea que haya sucedido en esa habitación hizo que Alfredo se obsesionara por el tema, primero de la prostitución y luego de la esclavitud en general. Primero intentó contactar con más mujeres que fueran parte del negocio pero fue identificado por los líderes de los grupos de trata que incluían en sus carteras asesinos y autoridades y empezó a ser amenazado por diversos medios. Así que decidió viajar a España para encontrarse con una organización que había tenido importantes resultados en la rehabilitación de víctimas de trata. Ahí conocimos a “Elena” de quién hubiéramos adivinado una historia distinta a juzgar sólo por su impresionante físico. Alfredo sabía que esa era la historia con la que tenía que iniciar su relato, independientemente de que la esclavitud abarcara otros tantos terrenos además del de la explotación sexual, todos, absolutamente todos podemos identificarnos con el dolor que causa un engaño amoroso y después sentir terror si las consecuencias de esta son como las que tuvo que vivir Elena. 
A punto de regresar a México con dos grandes historias sobre tráfico de personas, despedíamos el viaje con unas tapas y un tinto, al platicar con el encargado del lugar sobre el asunto que nos tenía en su país este contestó que se le daba demasiada importancia al tema: “Son putas, están ahí porque quieren tío”.

Así fue como el boleto de regreso a México se cambió por uno de ida a Londres para entrevistar a Kevin Bales cofundador de  Free the Slaves, la organización de Derechos Humanos más antigua en el mundo. Kevin mostró un mapa que representa los lugares con mayores índices de esclavitud, los puntos rojos representan a niños que vendidos para trabajos forzados, los azules a mujeres que son víctimas de trata, los negros menores que son obligados a trabajar dentro de grupos armados, rosas aquellos que son vendidos por sus parientes y así una lista interminable en donde las fronteras desaparecían para alimentar a un mercado sediento de bienes de consumo producidos al menor costo posible o deseos sexuales inconfesables. Incluir estos datos, estas cifras y las historias de estas otras víctimas era importante para comprender el contexto de los testimonios de las mujeres en España. 

Regresamos a México y Alfredo se encerró dos días recopilando información sobre casos que habían sido publicados en medios extranjeros que involucraran temas de esclavitud. El trabajo lo absorbió de forma tal que había olvidado la famosa reunión de reencuentro. Pero yo no. Decidí acudir en su lugar. Al llegar pregunté por la mujer que le había roto el corazón a mi amigo. Ania no estaba. Lo último que supieron de ella fue que dejó la universidad porque le ofrecieron trabajar como modelo para una marca muy exclusiva cuyo nombre nadie sabía. Sus amigas le habían perdido la pista y sus familiares eran herméticos sobre el tema. Se cree que fue vista por última vez en la colonia Cuauhtemoc. 



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