martes, 1 de septiembre de 2015

Gerardo Albarrán

Se sienta frente a los estudiantes de la maestría en periodismo en la Anahuac del Sur y dice como sin medir las consecuencias de sus palabras; cuando alguien me dice que quiere ser periodista, le aconsejo que mejor estudie algo que le sea útil.

Gerardo Albarrán, defensor de audiencias, periodista, sugiere lo mismo que uno de los profesionales cuyos consejos comparte en twitter: especialización. A pesar de que admite que él en una época cubrió de todo; deportes, política, cultura y ¡hasta sociales!  



Insiste, las nuevas herramientas hacen creer a a todos que por tener la posibilidad de compartir un hecho de forma global los convierte en periodistas y eso sólo lo logra la preparación constante, el trabajo. Recalca la importancia de empezar bien una historia y darle un cierre para mantener al lector hasta al final, esto en un mundo cuya tecnología compite con el instinto para apostarle a través de mediciones matemáticas a las que serán las publicaciones favoritas de los lectores.



Verificar los datos una, dos y hasta tres veces, no utilizar palabras cuyo significado no se conozca, tener certeza absoluta sobre lo que se publica; el rigor periodístico al que se refiere no sólo se enmarca en las palabras con las que describe cómo debe hacerse el trabajo, también en la forma en la que se endurece su gesto para no ceder ni un milímetro a la duda. En este arte de indagar y comparar recomienda una herramienta: Google Fusion. Creada para manejar grandes bases datos y contrastar información.


Termina por compartir su punto de vista sobre la auto regulación en los medios a través la figura del Ombudsman, el defensor del radioescucha defiende su labor justo el mismo día en el que su sucesor fue despedido para cerrar el capítulo de la defensoria de audiencias en la radio comercial en México, el mismo que que él comenzó















martes, 25 de agosto de 2015

La historia detrás del Pulitzer de mi amigo Alfredo

Eran las 7 de la noche de un domingo parecido a cualquier otro, salvo porque Alfredo llevaba toda la tarde preguntándose cuál sería la mejor manera de vengar su herido ego de adolescente. Faltaban 2 semanas para un reencuentro con sus compañeros de secundaria, entre los que estaba Ania, la que le rompió el corazón. Un poco brillante amigo en común le sugirió que rentara a una novia, era la única forma de llegar acompañado a la reunión con una mujer que lo hiciera ver como el exalumno más deseado. Dice que fue más la curiosidad periodística que la masculina la que lo llevó a hacer esas primeras búsquedas en internet acompañado de unas cervezas y un grupo de amigos que calificaban las ofertas. Encontró a Dulce, o bueno, al menos ese era su nombre artístico, decidió encontrarse con ella siempre argumentando que el asunto ya se había tornado un tema profesional, una investigación. La única investigación por la que se cambió de ropa tres veces antes de salir. Tenía que parecer un cliente y a juzgar por el sudor en sus manos parecía uno primerizo. Se encontraron en un hotel en la Cuauhtemoc. Lo que ahí sucedió es todavía un misterio. Alfredo tenía pensado conseguir que la dama en cuestión contara su historia, y la dama en cuestión hacer que el encuentro laboral fuera lo más rápido posible. Lo que sea que haya sucedido en esa habitación hizo que Alfredo se obsesionara por el tema, primero de la prostitución y luego de la esclavitud en general. Primero intentó contactar con más mujeres que fueran parte del negocio pero fue identificado por los líderes de los grupos de trata que incluían en sus carteras asesinos y autoridades y empezó a ser amenazado por diversos medios. Así que decidió viajar a España para encontrarse con una organización que había tenido importantes resultados en la rehabilitación de víctimas de trata. Ahí conocimos a “Elena” de quién hubiéramos adivinado una historia distinta a juzgar sólo por su impresionante físico. Alfredo sabía que esa era la historia con la que tenía que iniciar su relato, independientemente de que la esclavitud abarcara otros tantos terrenos además del de la explotación sexual, todos, absolutamente todos podemos identificarnos con el dolor que causa un engaño amoroso y después sentir terror si las consecuencias de esta son como las que tuvo que vivir Elena. 
A punto de regresar a México con dos grandes historias sobre tráfico de personas, despedíamos el viaje con unas tapas y un tinto, al platicar con el encargado del lugar sobre el asunto que nos tenía en su país este contestó que se le daba demasiada importancia al tema: “Son putas, están ahí porque quieren tío”.

Así fue como el boleto de regreso a México se cambió por uno de ida a Londres para entrevistar a Kevin Bales cofundador de  Free the Slaves, la organización de Derechos Humanos más antigua en el mundo. Kevin mostró un mapa que representa los lugares con mayores índices de esclavitud, los puntos rojos representan a niños que vendidos para trabajos forzados, los azules a mujeres que son víctimas de trata, los negros menores que son obligados a trabajar dentro de grupos armados, rosas aquellos que son vendidos por sus parientes y así una lista interminable en donde las fronteras desaparecían para alimentar a un mercado sediento de bienes de consumo producidos al menor costo posible o deseos sexuales inconfesables. Incluir estos datos, estas cifras y las historias de estas otras víctimas era importante para comprender el contexto de los testimonios de las mujeres en España. 

Regresamos a México y Alfredo se encerró dos días recopilando información sobre casos que habían sido publicados en medios extranjeros que involucraran temas de esclavitud. El trabajo lo absorbió de forma tal que había olvidado la famosa reunión de reencuentro. Pero yo no. Decidí acudir en su lugar. Al llegar pregunté por la mujer que le había roto el corazón a mi amigo. Ania no estaba. Lo último que supieron de ella fue que dejó la universidad porque le ofrecieron trabajar como modelo para una marca muy exclusiva cuyo nombre nadie sabía. Sus amigas le habían perdido la pista y sus familiares eran herméticos sobre el tema. Se cree que fue vista por última vez en la colonia Cuauhtemoc. 



martes, 18 de agosto de 2015

Serie fotográfica 3

  Así fue como inició esta historia de amor, me cito en un restaurante elegante y me dijo lo que todas dicen: que buscaba una relación seria, que estaba pensando en establecerse, que yo era lo único que faltaba para completar la familia en la que siempre había soñado. Puso su mejor cara, como de estrella musical. Dejé que me llevara a su casa esa noche, no suelo ser tan fácil. Pero he de admitir que me sentía un poco solo. 

 A penas entré se presentaron todos y me hablaron sobre las reglas, modales rutinarios; no orines en la sala, no muerdas los muebles, intenta no dejar pelos por todos lados y no te acuestes en la cama. Esa última ¡imposible de cumplir!  Así que me castigaron sacándome a la calle. Me regresaron al sitio en donde me explicaron las reglas la primera vez y si fallaba el castigo se repetí, así sucedió todos los días hasta que llegó el 2015. Para torturarme tomaban deliciosas bebidas frente a mi sin compartirme. Cuando sentían que se les había pasado la mano entonces me traían flores. ¡¿Flores?! Soy perro, no vaca. ¿A qué perro le interesan las flores? 

  Me subieron en un camión de dos pisos que me dejó en Londres, esperando que así no pudiera encontrar el camino de regreso a casa. Estaba furioso, sólo podía desearles lo peor, que fueran robados en Estambul por un traficante de croquetas  o que una manada de delfines los atrapara por siempre en el mar. 


  Cuando el coraje pasó pude pensar con claridad. Quizá no me habían abandonado. Tal vez les había pasado lo que suele sucederle a los humanos que no están bien entrenados. Conseguí un par de fotos y mandé a hacer un cartel. Le puse “se busca”.


martes, 11 de agosto de 2015

Reportaje ficticio

México DF 9 de agosto 2015
Justicia

Campeona Panamericana derrotada por la furia. 

Esta tarde fue remitida al MP la atleta Paulina Cárdenas Morales acusada de robo y daño a la propiedad pública y privada y alteración del orden entre otros.  Estos cargos fueron presentados después de que la dos veces representante del país en las olimpiadas robara una bicicleta, golpeara a un juez y se estrellara contra un auto lo que provocó que este último tirara un poste de luz. 

Los hechos ocurrieron esta mañana mientras transcurría el Duatlón Ciudad de México edición 2015, una competencia en la que los atletas desarrollan dos disciplinas empezando por una carrera de 2.5kms, seguidos por 20kms de ciclismo y terminan con 2.5kms de carrera otra vez. Paulina Cárdenas, la triatleta quien no sólo no tiene antecedentes de agresión sino que ha cosechado dos medallas de oro en Panamericanos y acababa de ganar su lugar para participar el Brasil para el próximo año tras su participación en Toronto, iba como puntera terminando en 6 minutos la primera etapa de carrera y al llegar por su bicicleta argumentó que esta había desaparecido.

Según versiones de testigos que se encontraban en el lugar,  la campeona panamericana gritaba desesperada porque su bicicleta no se encontraba en lugar en donde la había dejado.
“Decía que ella había dejado su bicicleta en el 850, que ese era su número y la bicicleta que estaba ahí era otra y entonces se le fue a golpes al juez y salió con la bicicleta de otra persona”, narró a este diario uno de los aficionados que ahí se encontraba. Mientras las autoridades del evento intentaron detenerla en el recorrido de la bici, esta salió de la ruta cortándole el paso a un vehículo que terminó por estrellarse con entra un poste propiedad de la Comisión Federal de Electricidad.

Los abogados de Cárdenas se han negado a hacer declaraciones al respecto, mientras tanto en la comunidad deportiva corre el rumor sobre la posibilidad de un ataque psicótico provocado por el uso de alguna droga prohibida común en los atletas de alto rendimiento para mejorar su desempeño, ya que nada más explicaría una actitud antideportiva como la que se vivió esta mañana. 

En la imagen que mostramos, está la atleta en la primera etapa de la carrera con el número 580 en el pecho, lo que indica que más que un caso de uso indebido de drogas, lo que desencadenó esta serie de hechos fue un terrible caso de dislexia. 






lunes, 3 de agosto de 2015

Y aquí estamos escribiendo la historia

Trabajé durante once años en televisión abierta, en donde lo que se ve vale más que lo que se dice. Lo primero que me enseñaron fue que un reportaje no puede ser de más de 2 minutos; "la gente le cambia".  Nunca estuve de acuerdo. Desaparecía de cuadro si por casualidad terminaba peinada igual que alguna de mis compañeras, había que modificar tan garrafal error. El absurdo llegaba a grado tal que si era propuesta para un nuevo proyecto, se sentían obligados a cambiarme el tono y corte de pelo para que el público no me ubicara con el programa anterior. Algo así como asumir que los televidentes en efecto dejan de reconocer a Clark Kent cuando se quita los lentes, quién diría que productores y directivos de T.V. Azteca tienen espíritu de Jerry Siegel. No uses ropa negra, porque el negro no le gusta al Señor Salinas o porque el negro no es un color o porque la televisión ya es a colores. Y a pesar de todo aprendí y asumí que eso me sería de utilidad la primera vez que subí un video a internet. 
No podía estar más equivocada. Para crear contenidos en video para internet tenía que olvidar todo lo aprendido y lo peor: no había nadie en el camino para enseñarme, porque todos seguíamos aprendiendo. 


- Las ediciones a corte directo que suponen una porquería para la televisión son LA forma de comunicar en internet.
-El contenido está por encima de los recursos. Aquí estorba el maquillaje, las escenografías y las caras bonitas. 
Sí importa lo que tengas que decir , pero los contenidos de calidad están también en competencia con los “Todo lo que se me ocurra challenge”, las teorías de la conspiración y toda clase de niños o animales haciendo trucos. 

Tengo un blog que acumula 100,000 lecturas y ninguno video que se acerque siquiera a la mitad de reproducciones, en un país considerado de “no lectores” esa cifra habla muy mal de mis videos (o muy bien de mi blog). Sin embargo resulta inevitable preguntar si el medio hace al contenido o viceversa. Y me parece que la plática con Paez Varela gira también en ese sentido sin terminar de resolverse por completo. Sólo un pequeño porcentaje de los lectores de Sin Embargo llega desde buscadores o directamente a su sitio. La misma nota expuesta a través Facebook tiene mucho mayor alcance que presentándose sólo en el portal. ¿Sería adecuado pensar en la Red Social como un medio publicitario y de promoción para el contenido periodístico o como un medio en sí que puede funcionar de forma independiente para la creación de contenidos? ¿Es también el canal dentro de la red un filtro de selección de público? ¿Tendríamos que hablarle diferente al público de Facebook, que a de YouTube o al del Canal de las Estrellas? y ¿tendríamos que hablarle diferente por el medio que utiliza o porque este es de cierta forma representante de la edad que tiene?


Hace unos meses Gabriel Montiel, creador de Werevertumorro, considerado uno de los creadores de contenido para youtube más importantes de Latinoamérica  y que cuenta con más de 10 millones de suscriptores en su canal, me decía en entrevista que él y su equipo estaban muy lejos de haber encontrado el hilo negro y que esto nos obligaba a todos a seguir experimentando, preguntándose qué hubiera pasado si los creadores de contenidos para televisión hubieran pensado que ya todo estaba hecho a diez años de su creación.

Así que aquí estamos trabajando una serie de herramientas que amenazan con avanzar más rápido que nuestra capacidad creativa, con la intención de equivocarnos como nuestra mejor herramienta de aprendizaje y entre aciertos y errores escribiendo la historia. 

martes, 28 de julio de 2015

Leer entrelineas

La línea se corta con una frecuencia irritante y los mensajes de texto son siempre mal interpretados; por eso esta carta que como forma casi olvidada de comunicación, hoy me parece la más adecuada.

Verás, uno puede esconderse en palabras, omitirse en "emoticons", pero en la fuerza de las líneas, la precisión con la que se plasman en el papel, las que marcan los acentos y hasta las que no están en los signos que olvidamos escribir, ahí es donde nos mostramos con una franqueza tal que nos vuelve irreconocibles ante nuestros propios ojos.

Con la crueldad con la que se mueven las líneas del reloj los segundos se movieron para convertirse en años mientras nosotros nos quedamos estáticos. Todo cambió.


Trazamos la línea sobre horizontes distintos y se nos olvidó decirlo.

Perdí la línea, la cambié por las curvas que cuentan las horas que me quité para dedicarlas a lo nuestro.

Cuando por fin lo noté, traté de identificar sin éxito la línea en la que descansaban tus deseos, tus miedos, tus pasiones.

Invitarte a dibujar nuevas líneas en mi cuerpo.

Contarte las historias que esconden esas líneas que decidieron quedarse para siempre.

Dejarte ver sin miedo esas otras que tú ayudaste a formar, las que están a un lado de los ojos hechas de carcajadas, las líneas de la frente: una por cada cien veces de incredulidad y una de cada lado de la boca para recordar cada vez que sonreí.

Mientras en mi ropa las líneas marcaban descuido, en la tuya obsesión por la perfección.

Pasamos la vida inventando líneas que cruzar y al final la única que atravesamos, la que cambia el rumbo de nuestra vida jamás vimos que estaba ahí.

Ví la línea que dejó marcada tu coche sobre el pavimento, tenía tanto que contar; la prisa con la que te fuiste, las ganas de no estar más.

La almohada que entre nosotros marcaba una línea imposible de cruzar.

La línea que intenté escribirte mil veces y no me atreví a terminar.

Quién iba a pesar que desalinearse era tan fácil.

Ni siquiera fue necesario intentar borrar la línea de sol que deja marcada el anillo.

Bastó un cuarto de hora en la línea del banco para cambiar la historia.

Lo seguí con el terror y la emoción de quién se sale por primera vez de la línea.

Entre la líneas de sus manos no descubrí su futuro, olvidé mi pasado.

Aprendí nuevas líneas para esconderte la felicidad que debía a alguien más.

A mi línea de vida le crecieron nuevas ramificaciones, se llenó de posibilidades.

Sonreía con sólo ver aparecer en mi teléfono estas las palabras: "En línea".

Borré y corté todas las líneas que pudieran delatarme.

Si tan sólo me hubiera dado cuenta de que no había colgado y tú seguías en la línea.

Habría aprendido a tener dos vidas y vivir en la línea.